Y...."NOS INVADIERON LOS ITALIANOS"






En el verano del 82 en España se disputaba el mundial de futbol, pero las dos semifinales se jugaron en Barcelona a principios de Julio, y en Sitges de repente empezamos a notar una afluencia de jóvenes italianos.

Suerte tuvimos de esos italianos, nos ayudaron en gran parte a llevar con dignidad la competencia del año anterior de La Atlántida. En ese año vinieron en gran número, pero Ricardo no se extrañaba nada sino todo lo contario. -Willy esto no es nada, espérate al año próximo y veras como los italianos se triplican. Pues fue cierto, al año siguiente se cuadriplicaron los italianos que habían decidido venir a pasar sus vacaciones a la maravillosa Vila de Sitges.

Se conoce, que los primeros que vinieron, los del 82, lo debieron pasar tan bien, que al llegar a Italia corrieron a contárselo a todos sus amigos, y supongo debió ser así. Sólo empezar la temporada de verano, la del 83 empezamos a ver algunos coches con matrículas italianas, pero cada día que pasaba se veían, más y más, se alojaban en hoteles, en campings, incluso los hubo que al no encontrar sitio dormían en el coche. Da igual a donde fueras, al súper, a la playa, o a la discoteca. Había italianos por todas partes.

Recuerdo que ese verano cerca de la playa se hacían unas obras en las alcantarillas, habían amontonadas grandes tuberías de uralita, pues una noche después de cerrar Pachá, cerca de la playa me encontré a un grupo de italianos que dormía en ellas.

Una tarde de verano, era principios de agosto, el dos o el tres, unos amigos nuestros de Pachá, se casaron en Sant Pere de Ribes, la Misa fue en la ermita y la merienda cena en el restaurante de Los Viñedos. allí estábamos parte del personal ya que habíamos sido invitados. Nos pusimos a hablar de cómo había ido la noche anterior, una noche en la que la discoteca había estado llena hasta los topes.

Llena hasta los topes, pero poca recaudación, yo intentaba escuchar a todos, me llamó muchísimo la atención que uno de los camareros me decía. -Willy, estos italianos solo beben “aqua brillante” ósea, tónica, no se emborrachan nada. Y era muy cierto, ellos sólo salían de caza, a ligar con las chicas del lugar, o con las chicas que también estaban de vacaciones, la mayoría, aunque durmieran en un camping iban súper bien vestidos, bien planchada la camisa, todo de marca, reloj Rolex, probablemente de mentira.

Otro camarero me dijo. -Willy, es que lo de ayer fué muy fuerte. - ¿ah sí?. Cuenta, cuenta.

-Pues ayer un italiano se acercó a la barra, le pregunté que deseaba, y va y me dice: ¿cigarretta?. Me lo preguntaba llevándose dos dedos juntos a los labios. Y yo le respondí: -señor, el tabaco en la guardarropía. Y el notas va y me contesta, como sabiendo que el tabaco lo vendíamos en la guardarropía. -Una cigarreta, ¿tienes?, le había visto el paquete de Marlboro al lado de la registradora y quería que el camarero le invitara de su propio tabaco.

Eso era ya el colmo, se hacían con invitaciones que nuestro equipo de publicidad repartía por la calle del pecado, con la invitación no pagaban en la entrada, bebían tónica, porque querían estar bien serenos para ligar, ya que por lo visto a eso habían venido. Sólo faltaba que los invitáramos a fumar

De forma que sin pensármelo ni un segundo les notifico a todos los que me estaban escuchando. -Pues a partir de esta noche esto se ha acabado, si, si, sin duda, a partir de esta noche los que vengan con invitación antes de la una y media entrarán gratis, y los que vengan después de la hora pagarán entrada, entrada con consumición claro, ¡como eran esos italianos!, cuando iba incluida la consumición con la entrada ya no bebían tónica, entonces bebían Gin Tonic. ¡que listos!

Varios lo vieron bien, pero hubo algunos que se mostraban reacios, en la invitación ponía entrada puerta.

-Willy, hagamos primero unas invitaciones en la imprenta. -Nada de invitaciones nuevas, no tenemos tiempo, estamos a tres de agosto, o nos espabilamos o si no, nos comemos los mocos.

Empieza la noche, y decidí sentarme en la taquilla, más que nada por si había algún marrón, comérmelo yo solito y no dejar el papelón al responsable de la puerta.

Recuerdo que empiezan a llegar los primeros, entran gratis, pues aún no era la una y media, y así hasta la hora señalada, llegan los primeros después de la una y media, dan las buenas noches, dejan la invitación encima de la taquilla y se iban para dentro de la discoteca, -Shhhhhh, ¿dónde vais tan deprisa?, les digo.

Yo había aprendido a decir en italiano: Con l’nvito è valido fino all’una e mezza, doppo si paga.- Vale Ok. Y pagaron todos de muy buen grado.

A la noche siguiente, Virgen santa lo de la noche siguiente, los italianos estaban apelotonados para subir a la furgoneta que hacía el trayecto, no dábamos abasto a subir gente, tuvimos que improvisar y poner otro micro-bus, esa misma noche de ayuda, los italianos con tal de no pagar eran capaces de hacer lo que fuera, jamás había visto tal cosa. La calle del pecado después de cenar estaba a reventar, y en muy pocos instantes se vaciaba, y dejábamos la calle del pecado en bragas.

Nuestra recaudación gracias a esa medida mejoró muchísimo, pero aún estábamos lejos de lo que debíamos facturar para ser agosto, recuerdo que Ricardo me llamaba para ver cómo había ido la noche anterior, yo le contaba la recaudación y él me decía: -Willy, eso lo hacemos aquí en Ibiza en el guardarropa. Para morirse de envidia, envidia sana claro. En Ibiza, el Pacha se iba recuperando del desaguisado que le proporcionó el Ku, afortunadamente lo tenían a tope cada noche, y además muchos de los italianos también habían ido a parar a Ibiza.

Bueno, la cuestión era que había que superarnos, como los italianos habían pillado bien lo de que la invitación era válida hasta la una y media, imprimimos nuevas invitaciones, e impusimos algo que creo que fuimos los primeros, se llamaba Ticket Reducción, con la invitación antes de la una y media pagaban 500 pesetas y después de la una y media 1.000, Menos mal que se nos ocurrió esa medida, porque gracias a esa medida, a nuestro equipo de publicidad, a las fiestas que hacíamos, a la música que poníamos y que Dios siempre nos ayudaba, sacamos adelante la temporada muy a pesar, no me olvido, que competir contra La Atlántida era verdaderamente una tarea súper difícil.


Ricardo siempre nos mandaba cosas desde Ibiza, jamás se olvidaba que en Sitges estábamos los del Primer Pachá del mundo, de repente me avisan que tengo que ir a recoger un paquete al aeropuerto de Barcelona, en mercancías, me acerco a buscar el paquete y lo abro al llegar a la discoteca. ¿Sabéis que había?

Había una pelota gigante, era una pelota inflable de plástico, pero yo jamás había visto una pelota en mi vida tan grande, una vez inflada debía medir un metro y medio de diámetro, era como una pelota de nívea pero gigante, era de dos colores, los “gajos” eran amarillos y blancos, alternativamente, en los blancos y de forma alargada estaba seri-grafiado el logotipo de PACHA.

Bueno, a ver que se nos ocurre hacer con la pelota. Y se nos ocurrió soltar la pelota justo después de cenar, cuando la calle del pecado estubiera a reventar de italianos y otros turistas. Ahora sólo habría que inflarla, solo eso, porque claro, a ver quién era el guapo que semejante pelota la inflaba a pulmón.

Pero Toni, el genio de la botella, tenía solución para todo, así que se lleva la pelota a la gasolinera y la hincha con la manguera de hinchar ruedas, con una cuerda ataba el pitorro, él conducía mientras sacaba la mano izquierda por su ventanilla y la sujetaba, y el que lo ayudaba hacia lo mismo, pero por la otra ventanilla y con la mano derecha.

Llegaban a la calle del pecado, en la calle no cabía ni un alfiler, cogían la pelota y la llevaban rodando hasta la mitad de la calle, allí la soltaban hacía el cielo, era fácil, no pesaba nada, estaba llena de aire, la pelota bajaba lentamente, tocaba en un toldo de uno de los bares, después en otro toldo, seguidamente bajaba más y el primero que podía le daba un manotazo, y otra vez la pelota al aire, otra vez a un toldo , y otro manotazo, como siento no haber tenido estos móviles que ahora tenemos, la pelota la soltábamos a las doce de la noche y hasta las dos de la madrugada no tocaba el suelo.

La publicidad era brutal, nadie escapaba de quedarse embobado mirando la pelota dando tumbos.

La pelota, cuando tocaba el suelo la rescatábamos y nos la subíamos a la discoteca, y a la noche siguiente otra vez el mismo procedimiento. Al principio todo iba bien, pero los italianos empezaron a llevarse la pelota de recuerdo, ellos se las ingeniaban para rescatarla antes que nuestro personal, no se las pelotas que me llegó a mandar Ricardo, yo me quejaba porque me las “pispaban”, pero Ricardo me calmaba siempre así. -Willy, si se la llevan también será buena publicidad allí donde la lleven, y era bien cierto, casi siempre solía tener razón, por eso yo le llamo el Rey.




(Basado en hechos reales)

1 comentario:

  1. Recuerdo esa epoca, yo venia a Pacha con 20 anigos mios de Milan, y la unica que no tomaba alcohol era yo, aunque nunca se pasaban bebiendo, ya que uno era medico, otro arquirecto etc. Y eran muy responsables, cuando acababan sus 3 semanas de vacaciones me marchaba yo con ellos a Milan, entonces la fiesta continuaba allí. Lo hicimos muchos años, hasta que España se puso mas cara y empezaron a viajar a Brasil.

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@WILLYPACHA