UNA HISTORIA DE CARNAVAL


  Portada del Disco Maxi de Murray Head



UNA HISTORIA DE CARNAVAL

(basada en hechos reales)

Era febrero de 1983, el carnaval estaba a la vuelta de la esquina, y nuestro talante, atrevido e intrépido, hizo que se nos ocurriera una idea de bombero, la idea era salir en la Rúa de carnaval de Sitges con la Entidad El Prado.

Planteamos nuestra idea a la dirección del Carnaval, y nos facilitaron sin ningún problema, una plataforma, que estaba desnuda, y un tractor para el desfile del domingo y martes de carnaval por un módico precio.

Fuimos a ver la plataforma, Toni, (el del bizcocho) y YO, la plataforma estaba guardada en un almacén situado en Poble Sec, la verdad es que estaba un poco roñosa, estaba vacía, pero estábamos seguros de que nosotros la podríamos convertir, ósea nos podría servir.

Ahora había que decidir como la decorábamos, y nos pusimos a hacer una tormenta de ideas, y llegamos a la conclusión que nosotros haríamos como si fuera la pista de baile del Pachá de Sitges. Pero igualita.

Y nos pusimos manos a la obra a convertir esa plataforma en una carroza fantástica, y sobre todo, con todo lo que podía representar la imagen de nuestra discoteca. Le pusimos unos mástiles en los cuatro lados para que pudieran sostener un techo, necesitábamos techo porque queríamos que del techo bajaran los churros negros que siempre habían habido en la pista, “churros” que albergaban las luces de colores de la pista.

Para realizar esos “churros” utilizamos madera y cartulina de color negro, y la madera la pintamos también del mismo color, dentro de los churros de madera, situamos las bombillas modelo Par de colores azul, verde, y rojo. También unas pocas de color blanco.

Esa tarea, se explica pronto, pero nos llevó al menos diez días laborables, trabajando doce horas cada día, ya que en fin de semana abríamos la discoteca y debíamos estar por otras funciones.

Nuestra gracia era como siempre fue, el disponer de un equipo súper implicado en todo lo que hacíamos, ósea, todos estábamos trabajando para la decoración de la carroza. Uno cortaba, el otro pintaba, otro pasaba los cables, había trabajo para cada uno de nosotros.

A medida que íbamos acabando la parte de decoración íbamos incorporando la parte técnica. Y claro Toni que era como el genio de la botella, encontraba solución a todo lo que se nos iba ocurriendo.

Para poder enchufar todos los equipos de luz y de sonido necesitábamos electricidad a 220 voltios, os puedo asegurar que, hasta ese momento, los años anteriores todas las carrozas de Sitges funcionaban con baterías de coche o camión, y la iluminación solían ser faros de coche a 12 voltios. Ese sistema para lo que nosotros pretendíamos hacer no nos servía.

Así que incorporamos un generador portátil, nos fuimos a Barcelona y en un periquete teníamos uno de alquiler, he de decir, ya que forma parte de la historia de las carrozas de Sitges, que Pachá y su carroza, fuimos los primeros en incorporar la alimentación de electricidad con generador portátil con salida a 220 voltios.
Al año siguiente algunas carrozas incorporaron nuestra idea del generador, y al siguiente año todas las carrozas de Sitges nos habían copiado nuestra maravillosa idea.

Llevar generador nos permitía no solo alimentar las luces de colores de esos churros, también los focos laterales modelo Rockets con filtros de colores. Y por supuesto el sonido.

Para el sonido pusimos una etapa de 400+400 vatios, dos cajas JBL modelo 45-20 dotadas de 2 conos de 15 pulgadas cada una, eso era solo para los graves, para los agudos 2 motores JBL de agudos. Y 4 tweeters, Las cajas las situamos dentro de la carroza, pero enfocadas hacia la parte trasera.

Eso sonaba mejor que cualquier garito, imaginaros si sonaba fuerte y con calidad, que la entidad El Prado, nos obligó a ponernos los últimos de de la Rúa, nosotros indignados, ¿Por qué debíamos ir los últimos? Pues porque la música de las otras carrozas, que por entonces utilizaban un radiocasete sencillo de coche no se escuchaban nada de nada.

Llegó el domingo de Carnaval, a eso de las 7 de la tarde debía llegar el tractor para sacar la carroza, la carroza no había forma de sacarla del almacén, había un importante escalón a la entrada, que no había forma de superar, empecé a sudar como si estuviéramos en el mes de agosto. Por mi cabeza solo pasaba, tela marinera el trabajo que nos ha costado, tela el dinero de los materiales, las horas invertidas y llega el día de la Rúa y nuestra carroza ni tan sólo podía salir del almacén.

Algo debieron inventar sin ninguna duda, y por suerte funcionó, pero eran casi las nueve de la noche, y por fin nuestra carroza ponía rumbo a la calle de El Prado, allí llegamos con retraso pero nos situamos como estaba mandado en último lugar.

Nosotros estuvimos trabajando tan intensamente en la carroza que solo llevábamos la carroza y subidos a la carroza todo nuestro personal disfrazado, cada cual de lo que le vino en gana, y no llevábamos nada más. No se nos había ocurrido nada que no fuera ambientar la carroza.
En cambio nos dimos cuenta, que no habíamos reparado que las demás carrozas, aparte de las personas que van montadas en ella, debajo llevaban una comitiva de personas. Nosotros felices con nuestra carroza, la más bonita, eso si, no teníamos gente.

Pero resulta ser que Dios ayuda a los necesitados. Encendemos el generador, las etapas, y como reproductor de sonido llevábamos una Pletina, con una cinta de cassette, con 4 temas grabados, eran los cuatro temas más populares en Pachá de ese invierno, sin pausa se podían escuchar uno tras otro los 90 minutos que duraba la cinta, ósea que era como un bucle y nunca paraba la música.

Llevaba sonando la música quizás 10 minutos, nosotros solos en último lugar en la calle de El Prado, parados, pues siempre salían con retraso las carrozas, al ratito empiezan a llegar jóvenes, chicos y chicas todos disfrazados como de colegiados graduados, con sus togas y sus gorritos, birretes que es como se llaman esos gorritos, eran más de cincuenta, yo aún hoy día no sé de donde salieron, el caso es que se pusieron a bailar detrás de nuestra carroza, supongo que la calidad del sonido por un lado, las canciones seleccionadas,  total que dicho grupo decidió ir bailando detrás de nuestra carroza todo el desfile.

Por fin arrancamos, recorrimos apenas veinte metros, y llega Toni, Toni venía del Pachá, se había bajado la máquina de humo, posters de las cerezas enrollados con una goma, pegatinas de las cerezas y además un material que teníamos de Walt Disney.

Ricardo para el Pacha de Madrid había llegado a un acuerdo con la distribuidora Disney y nos había mandado unos posters de Pachá con diferentes personajes de la multinacional californiana.

Llegamos al final de calle Francesc Gumá y la Rúa gira a la derecha por la calle Jesús, era increíble, la carroza se movía de lado a lado, pues más gente bailando encima de la carroza no cabía, las luces de colores, los focos de color rojo sobre todo, junto con el humo que íbamos soltando gracias a la máquina de humo, daba la entera sensación que se estaba quemando la carroza, la gente se acercaba a la carroza como las moscas a la miel, les regalábamos posters enrollados, adhesivos de las cerezas, posters y adhesivos de Walt Disney,  una de las canciones que se escucharon fue ONE NIGHT IN BANGKOK, de MURRAY HEAD, Reproducir la canción  todo el mundo bailando, la improvisaba comitiva de chicos y chicas disfrazados de graduados, nuestro equipo de publicidad, toda la gente al ver pasar nuestra carroza bailaba en las aceras, y más, y más personas disfrazadas se sumaban a nuestra comitiva.
Si al empezar nuestra comitiva era de cincuenta personas al finalizar el recorrido al menos íbamos doscientas personas.

Así iba transcurriendo el recorrido, eso era un despiporre total, no os lo podeís imaginar,  de manera que llegamos al pie de la iglesia,  más o menos frente al restaurante la fragata, y ¡chassss! Nos quedamos sin luz y sin sonido.

Nos habíamos quedado sin gasolina en el generador. -Toni, ¿Qué ha pasado?. -Willy, nos hemos quedado sin combustible, -¿Pero no llevábamos una súper garrafa? -si, sí, pero el generador ya se la ha bebido toda, la Rúa iba parando y el recorrido se hacía muy lentamente. (como siempre) No habíamos calculado el consumo de gasolina correctamente.

Pero Dios ayuda siempre a los necesitados, y una persona que iba disfrazada en la comitiva, casualmente tenía su moto aparcada frente a la cafetería Gustavo, así que cogió su moto y se fue no sé cómo ni por donde al Molino, llenó el bidón y nos lo trajo, nosotros tuvimos que andar sin luz ni sonido hasta la altura de la heladería La Jijonenca, volvimos a llenar el depósito y hasta el final de la rúa, rezando muchísimo para que no se nos volviera a acabar la gasolina.

Y esta es una Historia de Carnaval, pretende ser un homenaje a todas las personas que formaban parte de nuestro equipo, ese equipo único, implicado, y comprometido, que hicieron que esa discoteca nunca fuera  una discoteca cualquiera, después con el pasar de los años, y desde la lejanía del tiempo, muchos de nosotros ahora recordamos estas historias con verdadera nostalgia.


(basada en hechos reales)

2 comentarios:

  1. Un placer recordar los buenos momentos gracias a ti.

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  2. Jamás hubiera dicho, ni tan solo pensado que me lo podría pasar también escribiendo, muchas gracias Mila por seguir los capítulos

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@WILLYPACHA